Editorial
La ecoinnovación se vuelve ahora transcendental para las empresas del sector del hábitat, ya que sus clientes reconocen una clara afección al medio ambiente en los productos que se desarrollan y, por tanto, valoran este aspecto cada vez más.

Ecoinnovación, economía circular, sostenibilidad, compra pública verde…
Desde hace algún tiempo, y cada vez con más fuerza, estamos empezando a acostumbrarnos a convivir en nuestras organizaciones con conceptos como los que aparecen en líneas anteriores. En principio, todos llegamos a entender que estos términos hacen referencia a la necesidad de “cuidar el medioambiente” que, desde hace unos años, está implantada en la sociedad de los países más avanzados. Pero, realmente, se trata de algo más complejo y, sobre todo, útil.
Hasta no hace mucho, el cuidado del medio ambiente era algo que en la mayor parte de la sociedad se veía como un incremento económico innecesario de los bienes y servicios que se adquirían. Afortunadamente, esta visión anacrónica ha ido cambiando hasta el punto de que hoy, aquellas empresas que pueden garantizar que en la fabricación de sus productos tienen en cuenta la protección del medioambiente, son mejor aceptadas por el consumidor. Es decir, la sostenibilidad se está convirtiendo en una fuerza de venta de primera magnitud, comparable con la calidad, el servicio o incluso el precio, en determinados targets de clientes.
La sostenibilidad se está convirtiendo en una fuerza de venta de primera magnitud, comparable con la calidad, el servicio o incluso el precio, en determinados targets de clientes.
Términos como la economía circular ya forman parte del argot empresarial y está llamada a ser una de las grandes apuestas estratégicas de las grandes compañías y comparable con avances tecnológicos tan fuertes como la Industria 4.0. Así, aquellos que sólo vean en la economía circular su aspecto meramente impositivo y normativo, sin ser conscientes de la trascendencia social que este aspecto va a tener a corto plazo, encontrarán serios problemas para ser competitivos, al menos en determinados espacios de negocio como, por ejemplo, el contract, donde todo lo relacionado con la sotenibilidad y la economía circular está cobrando una importancia muy relevante. Además, aunque de una forma más rezagada, las administraciones también están empezando a utilizar parámetros relacionado con la compra pública verde en sus licitaciones.
Por tanto, la ecoinnovación se vuelve ahora transcendental para las empresas del sector del hábitat en el que los clientes reconocen una clara afección al medio ambiente en los productos que se desarrollan y, por tanto, valoran este aspecto cada vez más. Ser capaces de garantizar, incluso certificar, el respecto al medio ambiente en la fabricación de los productos que se ponen en el mercado es, ahora, casi indispensable.
La ecoinnovación se vuelve ahora transcendental para las empresas del sector del hábitat, ya que sus clientes reconocen una clara afección al medio ambiente en los productos que se desarrollan.
En esta tarea, CETEM lleva años planteando y realizando proyectos y ofreciendo servicios a las empresas. Desde ambiciosos y novedosos proyectos encaminados a concienciar y a dotar a las empresas de herramientas formativas para todos los puestos de trabajo de las compañías hasta servicios más concretos como los de la preparación a las empresas para la obtención de la certificación de la cadena de custodia (PEFC o FSC) que se está expandiendo muy rápido entre los clientes como principal garantía de respeto medioambiental y sostenibilidad. En esta tarea, como en tantas otras, CETEM siempre está y estará al lado de las principales necesidades de las empresas del sector del hábitat, como siempre lo ha hecho.
