Artículo – Desabastecimiento, ¿fortuito o forzado?
En esta edición, contamos con un artículo de José Francisco Puche, director de CETEM, sobre situación producida por la la actual «crisis del desabastecimiento» y cómo está afectando al sector industrial.

Desde hace un tiempo hemos empezado a padecer lo que se ha llamado la “crisis del desabastecimiento” que, aunque ya empiezan a verse sus efectos sociales con un todavía muy incipiente grupo de personas haciendo acopio de determinados enseres que resultan ser de lo más llamativo, es cierto que en el ámbito industrial se ha convertido en un asunto preocupante.
La realidad es que cada vez resulta más difícil obtener piezas y componentes en un plazo de tiempo concreto y prefijado que se cumpla de forma fiable y, además, a un precio que haga viable su adquisición. Son varias las teorías que intentan explicar esta situación que empieza a ser muy inquietante, pero lo cierto es que ninguna de ellas termina de ser muy clarificadora.
Pero, detrás de esta realidad, hay una pregunta que subyace y que los empresarios particularmente se hacen día a día. ¿Se trata realmente de una coyuntura basada en problemas relacionados con la pandemia y, por tanto, derivada de esta excepcional situación o es, quizá, una argucia orquestada internacionalmente para subir el precio de determinados elementos muy comunes en la inmensa mayoría de los productos? Es decir, ¿es algo fortuito o ha sido forzado intencionadamente?
Seguramente podremos encontrar argumentos en ambos sentidos, pero lo más importante para el empresario es, sea uno u otro el origen, cuando se va a volver a una normalidad que permita trabajar con plazos y precios fiables de suministro y poder, así trasladarlos a los clientes.
Pero toda esta situación ha de hacernos reflexionar ya que lo más valioso que se saca de cualquier problema es el aprendizaje que obtenemos al enfrentarnos a él. Deberíamos pensar sobre la conveniencia económica de una dependencia tan alta de los suministros que provienen de muy lejos, particularmente, del sudeste asiático o de otros lugares lejanos, donde el transporte marítimo es ineludible pero económicamente insoportable por los precios que se han alcanzado sin que exista una razón aparente más o menos lógica. Mirar hacia una fabricación potente e íntegramente europea toma ahora mucho sentido pues las distancias relativamente cortas, así como la posibilidad de independizar el transporte de la opción exclusivamente marítima resultan muy atractivas. Sería muy interesante aprovechar la oportunidad para que Europa volviera a ser la fábrica de Europa y, seguramente, también de más partes del mundo y, con esto, volver a recuperar el liderazgo que antaño tuvo y que ahora ha perdido a favor de China y EE.UU.
En cuanto a lo que nos toca más de cerca, el mobiliario y demás componentes del hábitat, es tiempo ahora de establecer estrategias que, por un lado, permitan a corto plazo seguir atendiendo en tiempo y forma los pedidos pendientes, pero también pensar en el medio y largo plazo con el fin de poder generar iniciativas empresariales que nos independicen, sino totalmente al menos parcialmente, del sudeste asiático. El concepto de clúster, con sus ventajas, ha de seguir desarrollándose en lugares como Yecla donde el tejido empresarial ha sido capaz de generar este tipo de iniciativas para la realización de trabajos concretos que las empresas subcontratan a otras más especializadas en un servicio en particular. Este concepto habría que extenderlo a determinados elementos que, en los últimos años, hemos ido a comprar al exterior por razones exclusivamente económicas algo que ahora empieza a no tener mucho sentido pues la razón de ahorro económico ha dejado de existir.
En la actualidad, la competitividad del sector está basada en ofrecer al mercado un producto de calidad, con algunos tintes innovadores, con incipientes muestras de preocupación por la sostenibilidad medioambiental y con una digitalización que, entre otras cosas, permite al cliente conocer de primera mano el estado de producción de su mueble. Pero ahora entra en juego un nuevo factor relacionado con la fiabilidad en el plazo de entrega pues esa digitalización se vuelve contraproducente si el cliente la utiliza para confirmar que, efectivamente, la fabricación de su pedido está parada. Si conseguimos que los plazos de entrega se cumplan en un % muy elevado de los pedidos, estaremos posicionándonos muy bien en el mercado.
Así, es ahora tiempo de tomar decisiones que adecúen el sector a las nuevas necesidades que surgen. Y hay que hacerlo con diligencia y rapidez. También aquí, la innovación para lograr los objetivos cuanto antes se vuelve de vital importancia como en todas las facetas de la empresa. Y CETEM estará, como siempre, para echar una mano en este cometido.
